No
es que el Tour se le quede pequeño a Lance Armstrong, sino
que con el paso del tiempo está cogiendo confianza y, progresivamente,
está olvidándose y superando su enfermedad. Por eso, además
de la ronda gala, que siempre va a ser su gran objetivo, el
americano empieza a pensarse la posibilidad de hacer otras
cosas: el Giro, el récord de la hora, la Vuelta...
Después de la terrible enfermedad que dejó atrás, Armstrong
empezó a competir con algún miedo. ¡Demasiado hizo al seguir
siendo ciclista! Primero empezó con la Vuelta y, al darse
cuenta que ya estaba bien, que respondía, preparó el Tour.
Pero poco a poco ha ido abriendo su mira y marcándose otros
objetivos, de ahí que este año haya ganado, antes que el Tour,
la Vuelta a Suiza.
Su tercera victoria en el Tour ha terminado por convencerle
de que quizá merece la pena preparar otros retos, como el
Giro o el récord de la hora. El Giro, puesto que si lo corre
no será de entrenamiento, le obligará a cambiar todo su programa,
porque tiene que adelantar dos meses su estado de forma y
eso, hasta que pruebas, nunca se sabe cómo puede afectar.
Pero haga el Giro o haga el récord, lo que está claro es que
va a tener que dedicarle unas cuantas horas más de trabajo,
aunque eso, en Lance, no es problema. Le gusta.
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