22/12/2005

Al final, todo lo que sobraba era… una taza

Aún recordamos en la redacción cómo tronaba Juanito cuando vio el material: "¡Esto es mucho! ¡Parece que nos vamos al Himalaya! Ya quitaré yo cosas. Sobra la mitad". Pues bien, durante la concentración en Panticosa, Juanito empezó a "quitar cosas". Y después de "quitar cosas", todo lo que no había que llevarse era una taza. Todo lo que sobraba era una taza. Una simple, bonita y lustrosa taza de acero inoxidable para echar un trago. Eso y alguna que otra menudencia que no nos arregla la vida. Tenemos que meter todo el material en dos bolsas sí o sí. Y para conseguirlo, va a haber que estudiar una ingeniería industrial. Y, desde luego, como quepa la taza, yo me llevo la taza. Es más. Insto desde ésta tribuna a todos los expedicionarios a llevarse la taza.

Inquietos

La subida a Panticosa ha metido el gusanillo en el cuerpo a unos cuantos. Martín Fiz se fue a casa vestido de montañero y ya tiene planificada otra salida al monte este fin de semana. Amavisca va a triturar la playa de Laredo a base de correr. Theresa Zabell se marcha al Pirineo y piensa llevarse la mochila. El doctor Gandía tiene dos subidas previstas para el mismo día. Tendrá que definirse. Está más solicitado que Juanito cuando tenía dedos. Servidor de ustedes se fue ayer a correr pese a la soba del día anterior. A mí éstos no me hunden. Y el que no pueda salir se va a poner las botas para ir domándolas.

¿Cómo subir el cava?

Anda Escartín con un dilema estos días. Juanito ha dado como posible fecha de cumbre el 24 de enero. Justo el cumpleaños de Fernando. Y Fernando quiere llevarse el cava hasta la mismísima cima. Por cierto, una de las veces que subió, Vallejo encontró una botella de champán en la cumbre. Vacía, por supuesto.