Voy a poner una agencia de hacer petates. Bueno, yo no. En todo caso, mi señora
que es la que sabe. Ayer, después de que varios compañeros de expedición
leyeran que yo ya había hecho las dos bolsas, que me había cabido
todo, me llamaron pidiendo ayuda: Y el piolet, ¿dónde lo has guardado?
Y la mochila grande, ¿la llevas dentro o fuera? ¿Y los candados?
¿Hay que ponerlos?. Me 'tiré el pisto' dando consejos. Mi gran
prueba de fuego va a ser a la vuelta, cuando haya que meterlo todo de nuevo. Supongo
que me irán dando instrucciones desde casa.
¡Cómo se entrenan!
Ayer por la tarde, en Radio Marca, habló Emilio Amavisca. No ha dejado
de entrenar un solo día en Laredo. Tiene la cumbre entre ceja y ceja. Martín
Fiz y Juanito, que estaban juntos, también me contaron cómo haba
sido su d a. Juanito se subió al Gorbea. Martín estuvo corriendo
dos horas y media en Zaldiarán. Chema, Escartín y Zabell están
como motos. Y yo, una con carrerita de cuarenta minutillos. El único que
tiene disculpa es Gervasio, que anda con la garganta fastidiada.
Esto marcha
Ya conté en su día la obsesión que nos ha entrado a todos con las innumerables webs sobre el Aconcagua. Yo tengo la mía particular, una que ofrece la información meteorológica al instante y la cosa marcha. Hemos pasado de los ocho bajo cero de máxima, a siete bajo cero. Pero es que para el martes dan menos cinco. Lo que no cambia es la mínima: quince bajo cero en el campo base de Plaza Mulas. En la cumbre, debe estar soplando bien. Según el parte, vientos de cincuenta y cinco kilómetros por hora que suben a setenta y cinco en determinados momentos. Mal asunto.