19/01/2006

Un fichaje de campanillas en el campo base

Hemos hecho un fichaje de campanillas. Se llama Pera, es un chaval catalán, de un pueblo de al lado de Manresa, Matadepera, que está en el campo base buscándose la vida. Tiene poco dinero y se ofrece a las expediciones para hacerles porteos a los campos de altura. Como le pillen los guardaparques se le va a caer el pelo porque la actividad está reglamentada y hay que tener título. A Pera le da igual y con su simpatía se gana el favor de las expediciones que le encargan trabajitos. Nos hemos encariñado con él y casi le hemos adoptado. El otro día ya nos hizo el primer trabajo hasta el campo uno. Total, teníamos que contratar a un porteador de cualquier manera y elegimos a Pera. Además, estamos viviendo la vieja leyenda del Rey León, Juanito Oiarzabal, que ve cómo un chaval, un cachorro, se busca la vida. Le trata con dureza pero con cariño: “Chaval, no me das ninguna pena. A lo mejor, hasta te sacamos en el Marca. Anda, siéntate aquí conmigo y toma un poco de queso”.

Me la juego

Hoy, como algún otro, me la juego. Nos vamos a Nido de Cóndores. O mejoro mucho en la subida, o me quedo informando desde el campo base. No hay vuelta de hoja. No me encuentro demasiado bien. Tardé cuatro horas en dormirme, aunque luego dormí seis horas de un tirón, pero me levanté con el ánimo bajo, con pocas ganas de actividad y con un poco de ansiedad, con el pulso algo acelerado. Al entrar en la tienda, a la hora del desayuno, me pegaron una ovación porque dicen que he adelgazado. “Viniste como una hogaza y te estás quedando como una baguette”, me dice Martín Fiz. Pues yo lo que quiero es subir. Aunque sea un pan lechuguino como los de mi pueblo.