25/01/2006

“Incluso pensamos en darnos la vuelta”

Allá en la base de la Canaleta, aún a más de 6.000 metros, antes de exponerse de nuevo al azote de un viento terrorífico, las palabras de Juanito Oiarzabal eran agónicas. Su voz de serrucho viró a la de un tipo que se ahoga. Entre estertores, el montañero relató por la radio lo que estaba pasando: “No he podido contactar desde la cumbre porque hacía un frío terrible. Como en mi vida. En las 17 ascensiones anteriores al Aconcagua no había visto un tiempo como éste. Desde que salimos de las tiendas, nos hemos movido en temperaturas de 20 grados bajo cero. Hubo momentos de darnos la vuelta. Ni en el Himalaya he pasado tanto frío”. Antes sólo se había escuchado, antes de la Canaleta, la voz de Juan Vallejo que comunicó los ascensos de los dos montañeros, de Fiz, de Martínez y de Escartín, “Ha sido una subida durísima, durísima, durísima”, dijo el joven montañero.

Oiarzabal aún con la voz como un fuelle se mostraba “sorprendido por el rendimiento, sobre todo, de Escartín y Martínez. Martín ha pisado una placa, se ha resbalado cuatro metros y ha estado luego muy nervioso. También Emilio Amavisca, aunque no alcanzó la cumbre, ha dado la talla y más porque el día era durísimo. El quería subir para hacerse una foto con una imagen de sus hijos. Ha sido una auténtica pasada. Habría como 40 personas con la intención de hacer cumbre y no ha subido casi nadie. Creo que sólo nosotros lo hemos conseguido porque ha habido mucha gente que se ha dado la vuelta”.


En esas condiciones en las que se atacó ayer la montaña, Juanito incluso saludó la decisión de Amavisca y el doctor Gandía dándose la vuelta en plena Canaleta. “Menos mal que no anduvimos más tiempo por ahí arriba porque si hubiésemos tenido que esperarles, no sé cómo hubiéramos bajado. Se metió una tormenta de la virgen y suerte que llegamos a tiempo al campo II”.

El hombre con más ochomiles del planeta se acordó “de todos aquellos que han luchado por estar con nosotros en la cumbre y no han podido. A ellos les dedico la conquista. A Bea, a Deferr, a Theresa, a Roberto, al médico y a Amavisca. Lo logramos todos”.

Sería mi décimo octava cumbre en el Aconcagua. ¡Cómo pasa el tiempo!