21/01/2006

Estamos de polvo... hasta en la sopa

Hace ya casi 3 meses que me llamaron de Marca para ofrecerme la posibilidad de formar parte del Reto Marca Aconcagua 2006 y, después de ver si me apetecía y valorarlo con Manolo, mi marido, decidí lanzarme a la aventura. Desde ese día, aunque haya estado en muchos sitios, la cabeza siempre la he tenido a ratos en, lo que yo me imaginaba iba a ser, el Aconcagua. Entré en Internet para documentarme sobre la montaña, visité las webs de los más grandes como Juanito Oiarzabal y en las fotos predominaba, cómo no, el color blanco en el paisaje.

Las navidades las pasamos en familia en la estación invernal de La Molina a 1.700m de altitud. Aproveché todos los días para ir acostumbrándome a la ropa que nos habían dado y, creo que llegué a subir todas las pistas completamente nevadas. Ya estaba acostumbrada a mirar para abajo en esas ascensiones y ver mis botas cubiertas de nieve blanca.

Empieza la expedición. Las bolsas llenas de ropa para no pasar frío y la imagen de la blanca montaña. Llegamos a la entrada del Parque del Aconcagua y el paisaje es más parecido al Dakar que a lo que yo había imaginado iba a ser. Los zapatos y las botas de trekking parecen “camaleónicas”. Miras para abajo y se disimulan en medio del polvo que pisamos mas del 95% del tiempo. Al llegar al Campo Base te pasas una toallita húmeda por la cara y sale llena de polvo… Pero, yo me pregunto ¿no íbamos a la blanca montaña? ¿cuándo llegará la nieve?