FERNANDO CARNERERO / Barcelona
Este Barcelona, o Serra Ferrer, no funcionan. Decía Gica Craioveanu el sábado en MARCA que un equipo como el Villarreal gana en el Camp Nou una vez cada veinte años. Estaba equivocado. El conjunto amarillo lo repitió con solo dos años de diferencia y digo dos porque el año pasado estaba en Segunda, que si no... Esta victoria tiene tintes parecidos a la anterior. Si entonces fue Craioveanu el héroe con sus dos goles, ayer fue Víctor quien dejó claro que merece jugar en algún equipo de mayor raigambre. No se había cumplido un minuto, exactamente treinta y dos segundos, cuando el rapidísimo delantero extremeño aprovechaba un inoportuno resbalón de Puyol para hacer el 0-1 superando con insultante facilidad la salida de Arnau. El Barça acusó el golpe y se lanzó a por el empate encerrando a los amarillos. Los tres centrales villarrealenses vieron tarjeta antes de la media hora, pero no pudieron evitar el empate de Cocu en una falta sacada por Xavi. El Barça se hizo dueño del partido. Marioni dio un nuevo susto, pero todas las ocasiones fueron azulgrana. Alfonso, Kluiver y Sergi pudieron haberle dado la vuelta al marcador antes del descanso.

La segunda parte fue, cuando menos, rara. El Barcelona, que parecía tener controlado el partido, se descompuso por completo cuando a los diez minutos Cocu no pudo despejar un balón que volvió a dejar solo a Víctor y éste, con toda naturalidad, envió el balón a la escuadra de Arnau. Ese 1-2 dio alas a los de Víctor Muñoz y rompió los esquemas culés.

Los contragolpes del Villarreal merecían una sentencia que no llegó, y el Barça tuvo ocasión de empatar gracias a... Bueno Grimal. El aragonés, que dio una nueva exhibición de ‘cómo perder los papeles e intentar arreglarlo a base de tarjetazos’, pitó penalti cuando Arruabarrena sacó un balón con el pecho desde la misma línea de gol y se armó la ‘marimorena’. Tras una consulta con su asistente transformó el ‘penalti’ en un saque neutral en el área pequeña digno de un partido de solteros contra casados. No hubo tiempo para más, la sorpresa se hizo realidad.