El Barcelona no le mete presión al Real Madrid. Se limitó a sumar un insuficiente punto, que por paradojas del destino pudieron ser tres -crasa injusticia- si en la última jugada del partido Contreras no hubiera salvado los muebles con un respeluznante paradón tras un no menos magnífico lanzamiento de De Boer desde el centro del campo.
De esta forma, las tablas hicieron justicia con uno y otro equipo. Lo que para el Málaga fue sumar, para el Barça fue restar. Los catalanes torcieron parcialmente su racha de veinte puntos de veinticuatro posibles, si bien se mantienen invictos por décimoquinta semana consecutiva.

Faltó inspiración
Pero si este Barcelona quiere ser campeón de Liga, y nos consta que lo desea, deberá mostrar bastantes más argumentos de los exhibidos en La Rosaleda. Sin brillantez, sin pegada y aburriendo a las mismísimas ovejas, el conjunto catalán basó toda su estrategia en la paciencia, practicidad y búsqueda de la inspiración de sus exquisitos magos del balón llamados Rivaldo, Kluivert o Gerard. Quien salió perdiendo fue el espectáculo.
Esta tacañería futbolera de los azulgrana no fue debidamente aprovechada por un Málaga consciente de que el actual Barcelona no es invencible, tal y como demostró la Gimnástica de Torrelavega hace bien poco... Por otro lado, el peso de la camiseta blaugrana fue una losa para el conjunto de Peiró, sobre todo en el primer tercio de la segunda parte. Aún así, el Barcelona no se aprovechó de ello. Hubo un momento en el que pareció encarrilar el partido, pero sólo fue un espejismo pasajero.
Ante el plomizo y desesperante ritmo impuesto por el once de Serra Ferrer, Peiró decidió apostar por el factor sorpresa, dando entrada a Ismael, un veloz jugador que ha entrado hasta ahora poco en los planes del entrenador.
El desarrollo del encuentro indicaba una curiosa paradoja. El Málaga respetaba en exceso a su alicaido rival, pero el Barcelona denotó un pavoroso miedo a perder y al final acabó pagándolo al dejarse dos importantes puntos en el camino. En definitiva, este punto le sirve de mucho al Málaga, que sigue apostando por meter la cabeza en la zona europea de la tabla clasificatoria, y que ahora seguirá haciendo de juez liguero, dado que su próximo compromiso será contra el Real Madrid en el Santiago Bernabéu.