LUIS F. ROJO. OVIEDO
No hay manera. El Barcelona es incapaz de ganar un partido con tranquilidad. Da igual que se ponga con un 3-0 en el marcador. Al final acaba dando facilidades a su rival y sufre más de la cuenta. Sucedió contra el Alavés en el Camp Nou la pasada jornada y sucedió ayer contra el Real Oviedo.

El partido estaba totalmente ganado por el conjunto de Lorenzo Serra Ferrer. Gozaba de una renta de tres goles en el marcador y dispuso de un sinfín de ocasiones para sentenciar todavía más el partido. Pero no lo hizo y, en tres minutos, encajó dos goles. Quién lo hubiera dicho después del comienzo del partido. En un cuarto de hora metió dos goles y dio un auténtico baño de juego a su rival, que no concocía la derrota en el Nuevo Tartiere.

Rivaldo hizo posiblemente su mejor partido como azulgrana. Marcó, dio asistencias, sirvió goles cantados a sus compañeros... Lo hizo todo bien y, si el Barcelona no aumentó su ventaja en esta primera parte, fue porque Overmars es incapaz de meter un gol. Dos veces se plantó solo ante Esteban y marró el tanto en ambos casos, eso sí, uno fue al poste.

En la segunda mitad fallaría todavía más. En el minuto treinta y seis de la primera parte se produjo una jugada que pudo cambiar el desenlace del partido visto el resultado final. Oli cabeceó un balón y Reina sacó el esférico cuando ya había traspasado la línea de gol. Sin embargo, Rodríguez Santiago no lo vio y el Nuevo Tartiere se le echó encima.

Debut de Paunovic
En la segunda mitad, Antic dio entrada a Paunovic en busca de remontar el partido. Ya lo había buscado el Oviedo con ganas en la primera mitad, pero no tuvo suerte en el remate. Los locales salieron a por todas, pero se encontraron con el tercer gol azulgrana después de un grave error de la zaga ovetense.

El partido parecía sentenciado. Incluso el Barcelona dispuso de alguna ocasión más, pero las fallaron precisamente porque bajaron la concentración. Y lo pagaron. En tres minutos, lo mismo que le hizo el Alavés, el Oviedo consiguió dos goles y todavía quedaban muchísimos más por delante.

Serra Ferrer sacó a Luis Enrique y Petit con el fin de controlar más el juego, pero ya era tarde. El equipo de Radomir Antic había vuelto al partido e hizo sufrir como nunca al Barcelona en los últimos minutos. Dispuso de tres ocasiones clarísimas, pero no fue capaz de conseguir el tercer gol.

El Barcelona no dio la sensación de equipo campeón. Tuvo minutos brillantes, pero demuestra una endeblez preocupante en la parte de atrás. El fortín del Nuevo Tartiere cayó con honor, ya que el Oviedo dio la cara en todo momento.