DAVID ESPINAR / Santander
El Racing de Santander ridiculizó ayer al Barcelona en un encuentro en el que los azulgrana declararon a grito limpio y con su indolencia que no tienen demasiadas intenciones de ganar esta Liga. La excusa de las bajas de varios titulares es tan poco presentable como la actitud de unos jugadores que salieron a vivir del pedigrí y de una racha fraudulenta y que se olvidaron de que, hace exactamente seis años, el Barça de Cruyff salió de Santander gravemente goleado. Y ayer se repitió la historia.

Desde el comienzo se vio que el partido se las iba a traer. Fue enmarañado y seco, de césped irregular, arañazos en las rodillas y lucha por cualquier cosa que se moviera, fuera pierna o balón. Sin entradas violentas, sí que se registraron diversos roces en la presión del Racing al mediocampo azulgrana y el toque fino y estilista de la goleada ante el Athletic se quedó en una sucesión de pases perdidos, impropios de quienes se tenían por unos fenómenos hace sólo ocho días. Y es que los jugadores del Racing no fueron ayer las hermanitas de la caridad que visitaron el Camp Nou la jornada anterior.

Ante el asalto al partido que Gregorio Manzano ordenó, Serra Ferrer se limitó a dibujar un rombo en el centro del campo para variar su sistema y salvar las bajas de sus extremos predilectos, Overmars y Simao. A ello debió unirse el papel de Xavi como sustituto de Guardiola y el de Petit supliendo a Cocu. Sobre el papel, se diría que almacenó más que dispuso jugadores en una zona complicada del terreno de juego, en la que el Racing se desvivió para presionar y perseguir a cuantos jugadores fuese necesario, consciente de que la circulación del balón azulgrana nace en la medular.

Aún peor
La segunda mitad fue aún peor para el Barcelona, que paseó unas miserias que desde hacía diez jornadas, 3-1 en La Romareda, llevaba ocultas en el brillo de sus marcas de imbatibilidad. Pero el repaso que ayer les dieron les obliga a pensar en un urgente acto de reflexión ante la visita del Deportivo el próximo sábado y el inminente duelo en el Santiago Bernabéu ante el Real Madrid del 3 de marzo, que perdió, es cierto, pero sin hacer un ridículo histórico como el hecho ayer por los de Serra Ferrer en El Sardinero.