El Barcelona se reencontró con su juego en Anoeta y endosó a la Real Sociedad un resultado más abultado de lo esperado en un duelo entre dos equipos de la Liga de las Estrellas.

El Barça acudió a San Sebastián con muchas bajas pero Lorenzo Serra Ferrer no tuvo problemas para confeccionar un once inicial de garantías que enseguida encontró el camino del gol, cuando en el minuto 2 Simao desbordó por velocidad a Aranzabal y asistió a Rivaldo que solo tuvo que empujar el balón sin ninguna oposición. La Real se bloqueó tras recibir este tanto y quedó a merced del conjunto blaugrana hasta que en el minuto 15 gozó de una clara opción de gol a la salida de un saque de esquina en la que Jankauskas falló en la misma línea de portería. El conjunto catalán, que no tuvo necesidad de hacer grandes alardes para dominar a placer a los realistas, consiguió su segundo gol instantes después, en una jugada a balón parado que dejó en evidencia la falta de contundencia de la zaga realista en este tipo de acciones de estrategia del que se benefició un oportunista Alfonso. Se había hablado mucho durante la semana sobre el guardameta Asper, colocado en el centro de una polémica absurda a las que acostumbra Javier Clemente, y cuando el Barcelona consiguió el tercer gol, en un disparo lejano de Alfonso al que no respondió el portero sueco, el público exteriorizó su enfado hacia el técnico vizcaíno. Rivaldo recuperó la sonrisa al lograr el cuarto gol, tras materializar un claro penalti cometido por Rekarte sobre Luis Enrique que fue el autor del quinto, con el que desencadenó la reacción de los aficionados pidiendo abiertamente la dimisión de Clemente y el presidente Luis Uranga. El sexto, en medio del caos realista, fue obra de Simao.

La segunda mitad no tuvo ninguna historia, con un Barça que se reservó para afrontar sus próximos encuentros ante Milan y Real Madrid, lo que permitió a la Real tomar la iniciativa y llegar por fin al área azulgrana aunque sin mucho peligro salvo en un remate de Idiakez que repelió el poste con Dutruel ya batido.

Al final el público donostiarra, muy correcto durante todo el partido, terminó aplaudiendo a los jugadores barcelonistas y se reservó sus peores actitudes para abuchear a Javier Clemente cuando se retiró a los vestuarios.