Con un 12% más de público respecto al pasado año, Retromóvil de Madrid ya es un clásico al que no sólo acuden profesionales de la automoción. Niños con sus padres y abuelos, se dan cita con normalidad en la feria de clásicos de la capital de España.
La feria de Retromóvil de Madrid llegó a su VI edición, convirtiéndose, más que en una feria, en un movimiento cultural, así como en una cita obligada para coleccionistas y aficionados. Este año, se ha batido el récord de contratación, se ha homenajeado a los veteranos del sector y se han realizado nuevas actividades, como subastas de coches o concursos benéficos. Con el pabellón de Cristal de la Casa de Campo como escenario, Retromóvil 2001 estaba dividido en tres amplias plantas. Una de las plantas estuvo dedicada a los clubes de entusiastas del automóvil y la motocicleta, así como a profesionales del modelismo o simplemente de recuerdos relacionados con los clásicos (carteles, gorros, abrigos, póster, etc). Las asociaciones más potentes del panorama nacional y la prensa especializada del motor no faltaron a la cita como cada año. La Asociación Española de Clásicos Deportivos, el Club Alfa Romeo de España, los clubes populares del Seat 600, el Citroën DS, el Renault 4/4, así como los stands del recién fundado Club Lancia o el Club Español del Mini, sin olvidar la importancia del Morgan Sport Cars Club de España (con el ministro de agricultura, Miguel Arias Cañete, como socio destacado con un modelo Plus 8), mostraron sus mejores joyas, en stands bien adornados para la ocasión. Por la megafonía del salón de actos, se oía una y otra vez: ¿Hay quién dé más? Martillo ficticio en mano y pendiente de las apuestas más elevadas, el responsable de la Casa de Subastas Landa y Cía., adjudicaba varios coches de gran valor, entre ellos un Chevrolet de los años veinte que realizó el famoso rallye internacional Madrid-Lisboa. Pero para la mayoría de entendidos, la pieza más valiosa fue un magnífico y nunca visto, Mercedes 630 K (1929), considerado además, el mejor coche que ha pasado por esta feria. Su actual heredero, guarda celosamente este cabriolet (con compresor), en una población del norte de España. Los grandes entendidos del vehículo de colección volvieron a juntarse en Retromóvil: Gallo, Pueche, Masaro, Cerqueira, Garza, Americam Classic, Tormos, etc.) lucieron sus mejores «trajes», que con gran rapidez cambiaron de dueño. Por un Benz de 1910 se pedían casi 50 millones de pesetas, por un Delahaye de los años 40, más de 25; y los Bentley y Rolls precisaron de más tiempo para encontrar comprador. Los coches y las motos que mayor precio alcanzaron fueron lógicamente las matriculadas en España, pero anteriores a la Guerra Civil. Se echó de menos una colección de nivel como las de Javier Toda o Juan Quintano; por lo demás hubo muy buen ambiente con el tradicional acto «Encuentro de Generaciones». Los nuevos Hurtan T2, una buena representación del Museo de la moto clásica (Cáceres) con su artífice Juan Gil a la cabeza o el Lamborghini Miura P400 (30 millones de ptas) que ganó los premios Joyeros Tomás Alonso fueron algunos de los coches más preciados que se encontraban entre los más de 700 vehículos que se dieron cita en esta 6ª edición.