Michel Schumacher ha devuelto a Ferrari el título mundial de Fórmula 1, 21 años después de que el sudafricano Jody Schekter consiguiera el último para los de Maranello. El alemán no necesitaba ganar la carrera para proclamarse campeón, pero dio una magistral lección de pilotaje para superar a Mika Hakkinen y coronó con una victoria el que es su tercer título mundial, después de los que en 1994 y 1995 ganara a los mandos de un Benetton.
El triunfo no fue ni mucho menos cómodo para el alemán. Mika Hakkinen su rival en la lucha por el Mundial, se jugó el todo por el todo y pese a que era el alemán quien ocupaba la 'pole', en la salida se vio superado por el finlandés a los mandos de su McLaren-Mercedes. Hasta la vuelta 22, ambos pilotos se vigilaron, con el finlandés manteniendo en torno a tres segundos de diferencian y sin que la primera entrada en boxes, realizada en primer lugar por Hakkinen, variara las posiciones de carrera.
Schumacher, sin embargo, encontró la clave de la victoria en su superior habilidad para pilotar con el piso mojado. En la vuelta 29, una fina lluvia comenzó a caer sobre Suzuka, lo que supuso un grave problema para Hakkinen, que mantenía su diferencia gracias a la superior velocidad punta de su McLaren-Mercedes en las rectas. Schumacher fue restando poco a poco la diferencia, y en el segundo repostaje, de nuevo con Hakkinen en primer lugar, Schumacher consiguió situar a varios pilotos doblados entre él y el finlandés, de tal forma que cuando el alemán tuvo que entrar a repostar y cambiar neumáticos, Hakkinen no había conseguido recuperar la diferencia cedida y 'Schumy' se mantuvo en priemra posición, ya hasta el final de la prueba. Schumacher y Ferrari volvían a ser campeones mundiales, y la escudería aún puede aspirar a conseguir el doblete con el título de constructores en la próxima prueba, en Malasia.
En cuanto a la actuación española, Pedro Martínez de la Rosa acabó la carrera en decimosegunda posición, mientras que Marc Gené debió abandonar a falta de siete vueltas para el final.