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Preparación física |
Una mal estado de forma y las ganas de aprovechar
al máximo la jornada son los peores aliados del esquiador.
La preparación física es clave para prevenir las
lesiones y poder disfrutar al máximo de este deporte.
Es importante conseguir cierto tono muscular a través
de estiramientos suaves antes de comenzar a deslizarse por las
pistas. De este modo acondicionamos las musculatura al esfuerzo
al que la vamos a someter.
Lo idóneo es comenzar con al menos un mes de antelación
la preparación para la temporada de esquí. Los
músculos clave que el esquiador debe trabajar son los
cuádriceps y los isquiotibiales, que dan estabilidad
a la pierna lo que hace que los ligamentos trabajen menos reduciendo
de forma importante el riesgo de lesiones.
Además, se recomienda complementar el esquí con
un entrenamiento de tipo aeróbico (correr, montar en
bicicleta) durante dos o tres sesiones de media hora a la semana.
Alargar excesivamente la jornada aumenta el número de
lesiones debido al agotamiento. Durante las últimas horas
son más frecuentes las lesiones de tipo muscular. En
cualquier caso, cada esquiador debe conocer sus límites.
Al tratarse de un deporte muy técnico, hay personas que
pueden esquiar durante muchas horas sin llegar a cansarse, mientras
que una mala técnica hace que el agotamiento aparezca
en seguida. |
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