La población de
Seva reunió en sus calles a más de cinco mil aficionados que quisieron
vivir en directo uno de los momentos más importantes del motociclismo
español, la consecución del título de campeón del mundo de los 500 cc.
de Álex Criville, hijo de la población de la comarca de Osona.
Vecinos, amigos y aficionados desataron su euforia, contenida cuando
el japonés Okada, único piloto que podía impedir que Crivillé consiguiera
el título, se salió de la pista, mientras su ídolo rodaba en la séptima
posición, resultado que provisionalmente lo situaba como campeón del
mundo.
El segundo momento eufórico se produjo cuando Crivillé cruzó la meta
en la sexta posición y el título soñado ya era una realidad. En ese
instante, la explosión de júbilo en la Placa de La Creu, donde se habían
reunido casi tres mil aficionados, fue inenarrable y el propio alcalde
de Seva, Josep Palmerola, abrió la botella de cava que Álex le
había dado días antes con el deseo expreso de que así lo hiciera. La
euforia también llegó a unos centenares de metros más arriba de la plaza,
en el bar "La Perla", donde su propietario Toni, como siempre, había
lanzado el cohete que señaló la salida de una carrera histórica.
Al final, también se abrieron las enormes botellas de cava que desde
hacía días estaban esperando el momento de brindar por la victoria de
su convecino más famoso. Justamente delante de la casa de la familia
Crivillé, una masía que data de 1932, otro gran grupo de aficionados
se concentraban en el bar 'Can Cabó' y con sus aplausos recibían el
afecto de los casi treinta miembros de la familia del piloto, que querían
estar junto a la persona que siempre ha sufrido, y especialmente más
en esta temporada en todas la carreras de Álex: su madre, Isabel.
Seis cohetes
Como no podía faltar, el tío de Álex, Blai Crivillé, lanzó
los seis cohetes que anunciaban a todos el título mundial; hizo lo mismo
que cuando Álex logró el título mundial de 125 c.c. "Desde que
está corriendo siempre he lanzado cohetes cuando ha ganado. Uno si quedaba
tercero; dos si quedaba segundo y tres si era primero. Hoy como ha quedado
campeón del mundo he decidido lanzar seis; creo que la ocasión merecía
la pena y también hemos preparado una gran traca", explicó Blai.
Pasados unos minutos toda la atención se centró en la casa familiar
donde tres de los cinco hermanos de Álex, Antonio, Margarita
y Elisabeth, junto al resto de familia, habían seguido en el porche
de la misma toda la carrera; faltaban el hermano mayor, Josep, que estaba
en Brasil siguiendo en directo la carrera de Álex, y la madre,
que estaba en el segundo piso de la vivienda, escuchando por la radio
la transmisión en directo, ya que la emoción no le permitió seguirla
por televisión.
Uno de los hermanos de Álex, Antonio, se erigió en portavoz de
la familia y confesó que el título marca un hito importante en
su carrera. "Llevaba nueve años, intentándolo, luchando y sufriendo
mucho para conseguirlo. La emoción ha sido indescriptible y nuestra
madre ha estado muy afectada, nerviosa y se ha pasado casi todo el día
llorando", dijo. Para Antonio estaba muy claro que Álex había
realizado una carrera muy inteligente. "Estoy convencido que cuando
ha atravesado la línea de meta se ha acordado de nuestro padre. Estoy
seguro de que mi padre, desde allá arriba, estará muy contento", señaló.
En memoria del
padre
El padre de Álex, Josep, que falleció en febrero de 1998,
era uno de los seguidores más fervientes de su hijo. Al respecto Antonio
indicó que todos estaban muy unidos a él y que era el 'fan' más incondicional
de Álex, y cuando murió era precisamente él quien estaba a su
lado y el último que le cogió de la mano. "Esto le afectó mucho y creo
que le endureció y le hizo más fuerte; pero ahora son momentos de felicidad
y hay que disfrutar", dijo.
Casi media hora después del triunfo de su hijo y junto a sus tres hijos
presentes en Seva, Antonio, Margarita y Elisabeth, la madre de Álex,
Isabel Tapias, apareció muy emocionada en el umbral de la puerta de
la vivienda y aunque no quiso en un principio, accedió a brindar con
cava, aún con lágrimas en sus ojos. La fiesta, que había comenzado a
media mañana para los 2.500 habitantes de esta pequeña localidad de
la provincia de Barcelona y para los cinco mil seguidores de Alex, que
habían llenado con pancartas el pueblo, continuará el próximo
día uno de noviembre, cuando regrese a su pueblo natal, que ya le prepara
un espectacular homenaje. Más de cinco mil motoristas le esperaran en
Aiguafreda, cerca de Seva, para acompañarlo hasta su pueblo.
|