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G.P. DE LA REPÚBLICA
CHECA |
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CIRCUITO DE BRNO |
Jesús Benítez |
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Alzamora evitó el ridículo español
en Chequia |
¿De qué hablamos hoy?
Con estos calores de finales de agosto, en este domingo 20 podríamos
conversar de la humedad del sol, de pieles bronceadas, del regreso
a la rutina, de operación retorno, de septiembre a la vista. En
fin, de lamentos, de verano superado, de exámenes pendientes y de
un baúl con recuerdos estivales en el maletero. Pero no. Vamos a
ser exactos, ecuánimes, descriptivos, analíticos. Llamaremos a las
cosas por su nombre.
Hoy, en la República Checa, los genios españoles del Mundial de
Motociclismo, hicieron el ridículo y, si esta afirmación resulta
dura, estruendosa, triste y lamentable, podríamos tamizarla excluyendo
de ella al único que se ‘salvó’ de la quema en el circuito de Brno,
el campeón en título de 125, Emilio Alzamora. Pero de él, de su
tercer puesto en la decimoprimera prueba de esta patética temporada,
ya hablaremos al final de la crónica.
Para empezar, vamos a coger el pañuelo y lloraremos un poco. Dejaremos
caer unas cuantas lágrimas para afirmar que la cilindrada reina
ha dejado de tener protagonismo español. Esta emocionante categoría,
referencia de masas, espectáculo mayúsculo, símbolo de la tecnología
y máximo escalafón para un piloto profesional, se nos ha torcido.
La impresionante carrera de ayer fue un ejemplo. Vimos ganar al
italiano Max Biaggi, que parece haber recobrado el genio tras perder
a su despampanante y explosiva novia, la modelo Ann Falchi.
El tetracampeón de 250 dio un paseo triunfal endosando seis segundos
al segundo clasificado, su compatriota Valentino Rossi que, junto
con el ‘descerebrado’ Gary McCoy dieron un espectáculo digno de
estudio para los psiquiatras, con derrapadas de órdago, con pasadas
incalificables. Si no vieron la carrera, pídanle a alguien la cinta
de vídeo porque yo no puedo describir la lucha de ambos.
También fue impresionante la actuación del pupilo de Sito Pons,
Loris Capirossi, que con una mano derecha como la bota de un legionario
acabó quinto por detrás de Kenny Roberts que, con su cuarto puesto
de ayer, ya prácticamente sentencia el Campeonato y coloca definitivamente
el camión de la mudanza en la casa del campeón, Alex Crivillé, para
llevarse el reino a Estados Unidos. Y de éste último hablaremos
sólo lo justo.
El número 1 volvió a pasar casi desapercibido. Remontó un poco el
vuelo en sus desastres particulares del 2000 con un séptimo puesto,
por detrás de Gibernau. Pero no estuvo delante. Terminó la prueba
a 22,64 segundos del vencedor (todo un mundo, el fin del mundo).
Casi no se le vio el plumero. No fue protagonista y, además, su
buena actuación en el comienzo de este Gran Premio resultó casi
como un espejismo.
¿Qué más puedo decirles? Sólo algo más, también perdimos el segundo
puesto del Campeonato, pues un defenestrado Carlos Checa dejó de
navegar en alta mar para hacerlo río abajo, finalizando decimoprimero
sin salir en la televisión. Nadie lo vio. Ni él mismo se vio. Por
ello, dejemos de contar penas y esperemos al próximo verano, porque
este ya se ha acabado. |
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