- Frontal:
carácter abiertamente deportivo
- Perfil:
fuerza y dinámica con una línea esbelta y elegante
- Interior:
armonía de formas, colores y funciones
- Materiales:
excelente calidad de ejecución y acabado
Diseñar un
deportivo que ostentará las famosas siglas "SL" es ,
sin duda alguna, el sueño de muchos diseñadores. Supone una oportunidad
poco frecuente y un gran reto a la vez, porque se trata de enlazar
tradición y futuro sin caer en el diseño retro que tan profano
suele resultar en ocasiones.
La fascinante
tarea de dar forma al nuevo roadster Mercedes fue encargada a
un equipo compuesto por diez jovenes diseñadores de ambos sexos
procedentes de Alemania, California y Japón. A principios de 1996
el equipo fue enviado a un interesante viaje al futuro del deportivo,
es decir, al mundo del SL del mañana. Durante una fase de ideas
de varias semanas de duración los diseñadores disfrutaron de todas
las libertades y pudieron dejar volar su creatividad. Ya se ve:
la nueva Clase SL es un automóvil diseñado con el corazón. Y con
el valor de seguir caminos nuevos. Ambos factores fueron de gran
importancia para crear un deportivo de pura sangre en el que paralelamente
a una gran profusión de hitos técnicos, una dinámica ejemplar
y la máxima perfección no podía faltar un aspecto: la pasión por
los descapotables.
Pero el nuevo
SL no sería un Mercedes-Benz si el diseño no representara también
un lazo de unión con el pasado. Porque la identidad de formas
de los automóviles con la estrella también implica siempre un
recuerdo de la gran tradición y el carácter inconfundible de la
marca de Stuttgart. Claro que esto no resulta demasiado difícil
en un modelo que por sí mismo se ha convertido en una leyenda.
Tradición y futuro, emoción y función, dinamismo y elegancia,
éstas fueron, en resumidas cuentas, las metas a la hora de diseñar
el nuevo SL.
Tradición:
elementos estilísticos del SL en una interpretación moderna
Si los diseñadores
han establecido el enlace entre tradición y futuro de un modo
discreto pero eficaz, con detalles destacados han escrito un nuevo
capítulo en la historia del SL. Las tomas de aire en los guardabarros
delanteros, por ejemplo, retoman una característica típica del
300 SL de los años cincuenta y lo proyectan al futuro: con más
dinamismo y actualidad que aquel antepasado del SL, pero respetando
su estilo.
Los estrechos
perfiles similares a las alas en esas aberturas laterales de aire
—denominados sencillamente "aletas" por los técnicos—
son reminiscencias del primer roadster SL. Los diseñadores de
Mercedes también han utilizado este elemento estilístico para
poner una nota deportiva en las rejillas de ventilación del capó.
La faceta cromática de estas "aletas" -cromadas con
acabado mate- también evoca el equipamiento de los deportivos
de años pasados. En el interior tiene continuación esta combinación
de materiales, porque el "cromo mate" decora todas las
superficies metálicas.
Frontal: los
faros atraen las miradas
Desde siempre
los roadster SL también han sido inconfundibles por la parrilla
del radiador alargada. El nuevo deportivo Mercedes retoma esta
idea tradicional, pero con una interpretación moderna, presentando
una parrilla de láminas con menor incidencia aerodinámica. Con
un perfil en cuña aún más acusado, la parte delantera irradia
mayor fuerza y dinanismo. Las cuatro láminas confluyen en la estrella
Mercedes, cuya posición revela inequívocamente la marca a la que
pertenece este dos puertas.
Estas características
típicas del SL armonizan con elementos nuevos que indican al deportivo
Mercedes el camino a seguir en el futuro. Por ejemplo, los faros:
los famosos cuatro ojos se funden en dos unidades dobles, pero
sin renunciar a su característica forma ovalada. Se trata de otra
demostración de la versatilidad estilística de este concepto óptico
que Mercedes-Benz presentó por primera vez en 1995. La tecnología
de cristal claro resalta los faros, introduce brillantez adicional
en el diseño del frontal y nos ofrece, además, interesantes avances
del mundo de la luminotecnia más moderna: de un aro cromado perforado
sobresale una lente Fresnel perfectamente circular que proyecta
el haz la luz de los faros de xenón, generando un diseño de luz
inconfundible.
El capó enlaza
las pronunciadas líneas redondeadas de los faros y las continúa
hacia atrás formando arcos. A partir de esta combinación también
nace el diseño de los guardabarros, de líneas poderosas, que rodean
las ruedas con fuerza. La acentuada inclinación del parabrisas
se corresponde igualmente con el carácter dinámico del SL y realza
su silueta en forma de cuña.
El frontal
de la nueva generación SL no deja dudas sobre su vinculación con
el SL original. Nunca antes había mostrado este modelo tan abiertamente
su espíritu deportivo y dinámico.
Techo variable:
una integración muy lograda
Emoción y
función, el segundo tema principal en el diseño del nuevo SL ha
estado caracterizado sobre todo por el nuevo techo variable. Se
trataba de crear un automóvil que transmitiera el mismo mensaje
con el techo cerrado que con el techo abierto: puro placer de
conducir y una elegancia carismática.
El techo variable,
así rezaba el pliego de condiciones del equipo de diseño, tenía
que convertirse en un componente integral del concepto: un coche,
un carácter. Más aún, el diseño debía dejar la suficiente libertad
para permitir la función del techo y para hacer realidad un maletero
de suficiente capacidad. Este conflicto de objetivos fue resuelto
por diseñadores e ingenieros en equipo, demostrando que el SL
de Mercedes-Benz sigue siendo, también con el techo variable,
el mismo automóvil mítico de los cincuenta: un deportivo sin compromisos
con proporciones rotundas y típicas de un roadster. Un automóvil
que despierta emociones, ya sea descapotado o con techo. Un automóvil
con alma y carácter.
Dinámica y
elegancia son los dos objetivos a los que responde el nuevo SL
con un sinfín de preciosos detalles. La carrocería, con su faldón
delantero que irradia fuerza, las poderosas líneas redondeadas
y la acusada forma de cuña responde, desde cualquier perpectiva,
a una imagen de dinamismo. Los elementos de estilo tales como
los faldones laterales fuertemente perfilados, las anchas ruedas
de 17 pulgadas o las salidas de los escapes de sección ovalada
no hacen más que reforzar esa imagen. En la parte trasera dominan
la estética los grandes grupos ópticos triangulares, que se presentan
con superficies tintadas uniformemente de rojo.
Interior:
hecho a medida para la sensación SL
El interior
del SL se caracteriza por la combinación de elementos de estilo
tradicionales en una nueva interpretación, líneas deportivo-funcionales,
materiales de la máxima calidad y atractivos conjuntos de colores.
Todo el interior,
desde el tablero de instrumentos, la consola central y el revestimiento
de las puertas , hasta las plazas traseras, constituye una unidad
homogénea de formas y colores, como si estuviera hecho de una
sola pieza. Las líneas dinámicas del tablero de instrumentos se
extienden hacia las puertas y continúan en los revestimientos
laterales de la parte trasera. El efecto de este concepto integral
es acogedor y el pasajero se siente a gusto nada más entrar.
Esta impresión
se ve reforzada por discretos realces estéticos que muestran el
amor por el detalle —y por la calidad exclusiva— que sienten los
diseñadores de Mercedes. Cabe citar, por ejemplo, la doble costura
decorativa a ambos lados de la consola central, que enlaza con
el revestimiento de la puerta y separa la parte superior del tablero
de instrumentos, más oscura, de la parte inferior, más clara.
Normalmente su función como elemento de enlace formal no se revelará
al pasajero del SL más que a la segunda o tercera mirada, pero
subjetivamente este detalle acentúa la sensación típica que se
siente al volante de un deportivo.
Cockpit: la
precisión es cuestión de honor
El elemento
que atrae todas las miradas en el interior del SL es, sin duda,
el cuadro de instrumentos, que se aloja bajo una visera de líneas
dinámicas y forma tubular. Cuatro indicadores separados diseñados
a modo de cronómetros evocan los antiguos deportivos, y su esfera
de geometría perfecta promete máxima precisión. También siguen
el mismo estilo los estéticos y a la vez funcionales aros de aluminio
en la unidad de mandos del climatizador, que sirven para seleccionar
la temperatura en el lado del conductor y del acompañante. Estos
aros atraen la mirada hacia la consola central, donde el diseño
interior nos presenta uno de sus elementos más logrados. La consola
central, de líneas dinámicas y muy inclinadas, emerge en el interior
del habitáculo y se presenta como central de mandos para una multitud
de funciones.
Materiales:
sólo lo mejor
El cromo mate
encuadra los cuatro instrumentos del cockpit del SL y está presente
en las toberas de ventilación del salpicadero, en las unidades
de mandos de la consola central, en el interruptor de las luces,
en los tiradores de las puertas y en los listones de umbral.
Cuero, maderas
nobles y aluminio son otros materiales que confieren un toque
de elegancia y exclusividad al interior del SL. Los clientes de
Mercedes pueden elegir entre dos calidades de cuero, elementos
decorativos de madera de raíz, castaño, fresno o aluminio, y cinco
colores de equipamiento. Se puede elegir entre combinaciones
discretas de tonos a juego o contrastes de colores diferentes.
En la nueva Clase SL se ofrecen un total de 46 posibilidades diferentes
para elegir, combinando con los catorce colores disponibles para
la pintura de la carrocería.