|
|
|
|
PERICO
CREE QUE EL TOUR ES LA PRUEBA MÁS COMPETITIVA DEL CALENDARIO |
Matar una carrera antes
de tiempo |
Lo
que diferencia al Tour de las otras grandes vueltas, Giro y
Vuelta, es el gran nivel de competitividad que hay entre los
corredores desde el comienzo de la etapa hasta su final, día
tras día. Por eso, desde un primer momento me quedé un poco
perplejo ante el diseño de este Tour por esta última semana
plagada de etapas de transición, una última semana que siempre
se le atraganta a muchos ciclistas e incluso a alguno de los
grandes (Armstrong el año pasado en Morzine, por ejemplo), por
lo que es inexplicable prescindir de la emoción gratuitamente.
Por el contrario, si estas tres etapas hubiesen estado situadas
en la transición entre Alpes y Pirineos habrían dado más juego.
Se hubiera tratado de un terreno propicio para las emboscadas
en el que Telekom u ONCE-Eroski (como ya hicieron en la famosa
etapa de Mende de 1995 con Indurain) podrían haber aprovechado
para atacar a un líder que, aunque es superior, están obligados
a poner a prueba.
En este tramo final, en cambio, la general está ya muy definida.
Cada uno trata de defender lo que ha conseguido a lo largo de
los días anteriores, convirtiéndose estas etapas en una simple
pelea por el triunfo parcial. Para mí, es un recorrido muy extraño
el de este Tour, que resta interés a la carrera en su parte
final y empobrece la competición, a diferencia de la Vuelta
a España.
|
|
|
|