No recuerdo haber tenido nunca un problema de gastroenteritis y eso
quiere decir que si lo tuve no fue grave, porque con lo mal que se pasa
seguro que no lo habría olvidado.
Hay que tener mucho cuidado con lo que comes y bebes. Para eso hay gente
en el equipo que mira si hay alimentos con aspecto sospechoso y eliminan
en general cualquier producto con riesgo. Hay que ser profesional no
sólo para correr, sino para todo. Eso hace que muchas veces te tengas
que quedar con las ganas de comer algo y tener que conformarte con algo
que no te apetece nada. El médico del equipo y los masajistas tienen
que saber qué comidas pueden tener peligro, pero también el corredor
debe ser responsable. A mí me miraban raro en el pelotón porque dejaba
que se calentase el agua durante unos kilómetros y hasta mis compañeros
se molestaban porque prefería quedarme con el agua caliente que tenía
y no les cogía los bidones frescos que acababan de traerme.
A veces tienes que comer los espaguetis con un poco de aceite, en lugar
de hacerlo con tomate como te gustaría, para evitar ese riesgo de ponerte
malo. Cuando estás muy fino tienes que cuidar todos los detalles, en
especial en días de mucho calor, en los que corres el riesgo de entrar
en una dinámica de beber muy peligrosa.
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