Todo el mundo sabía quién iba a tener ayer el protagonismo, el Kelme-Costa
Blanca, y después de la etapa hay que valorarlo más todavía, porque
teniendo en cuenta lo controlados que están todos sus hombres y el hecho
de que les dejen el peso, lograr una escapada con cuatro hombres de
la talla de Escartín, Sevilla, Botero y Rubiera parece casi increíble.
Y más porque lo lograron en una zona de falso llano, no subiendo, lo
que me parece una maniobra realmente acertada, atacando con un hombre
tras otro cuando nadie lo esperaba.
Sus directores, Vicente Belda y José Luis Laguía, tienen a sus corredores
muy mentalizados de cuál es el papel de cada uno de ellos y gracias
a eso nos han brindado una etapa sensacional, en la que si no han sacado
el tiempo que quizás merecían es por lo corto del kilometraje. Ya habíamos
comentado que en etapas tan cortas es difícil que haya desfallecimientos
entre los favoritos.
La otra cara, más triste porque Santos González perdió el liderato,
también me ha gustado. Su actitud ha sido sensacional y sólo le han
sobrado tres kilómetros. De él se pueden esperar grandes cosas. No quiero
olvidarme de Ullrich, que cada día que pasa denota la factura que le
está pasando la temporada.
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