La Vuelta a España continúa pasando factura, las lesiones comienzan
a hacerse notar y, sobre todo, proliferan los abandonos. En realidad,
lo que sucede es que la carrera está seleccionando, como siempre, a
los más fuertes, que por el momento son Casero y Heras. Si a Roberto
el abanico de Albacete le dolió, ahora aquella adversidad le puede servir
de mucha ayuda. Si no llega a perder ese minuto veinte segundos, ahora
tendría el liderato, pero de manera ficticia, porque seguiría necesitando
sacar más diferencias sobre sus rivales.
Para Heras sería un poco grotesco tener que controlar la carrera y,
a la vez, verse obligado a atacar para cobrar más ventaja. Haber perdido
aquel tiempo le permite ahora hacer una carrera mucho más ofensiva.
Al contrario, es el equipo Festina el que tiene que controlar para defender
a Casero y eso puede dejarle bastante solo en las etapas de montaña
frente a la ofensiva del Kelme. Tácticamente, a Vicente Belda le viene
bien esta situación de carrera, aunque quizás en el último día de la
Vuelta, si no logra que se cumplan sus propósitos, le pese el tiempo
cedido en Albacete.
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