Mario Cipollini continúa acaparando triunfos y pulverizando marcas ya que el italiano de Saeco volvió a levantar los brazos al cielo como vencedor de etapa. En la meta de Thionville el italiano ha escrito una brillante página en su historial deportivo, al empatar en lograr cuatro victorias consecutivas en la carrera ciclista más importante del mundo con Pelissier. En 1909 François Faber logró cinco etapas seguidas en la ronda gala. Cipollini lo avisó el día anterior. Su ambición no tiene límites y prometió que iría a por el cuarto triunfo en Thionville. El de Saeco ha sacado toda su adrenalina y se ha embarcado en la labor de demostrar a sus técnicos que se equivocan al dejarle marchar y sin duda lo está consiguiendo. Ganar cuatro etapas consecutivas en el Tour de Francia solo está al alcance de los más grandes y Cipollini lo es en su especialidad.

Un trazado difícil
El trazado de la séptima etapa (Avesnes Sur Helpe-Thionville 227 kms) era muy molesto para los corredores, sobre todo en los últimos 80 kilómetros, con una carretera muy estrecha y con peligrosas curvas. Los 227 largos kilómetros se convirtieron en una tortura para los que esperan la contrarreloj de Metz como plataforma de lanzamiento hacia los primeros puestos. El trazado de la etapa estaba preparado de nuevo para la batalla entre los aventureros y los velocistas y de hecho no hubo que esperar mucho para comprobarlo. Desde los primeros momentos se produjeron intentos en un pelotón inquieto pero que no permitió la salida de nadie hasta el kilómetro 24. Allí se "coció" la aventura de la jornada. Stephane Heulot, Lylian Lebreton y Henk Vogels abrieron brecha y se fueron de sus compañeros de viaje. De los tres, solo el francés Lebretón se resistió y primero el alemán Vogels y después Sthepane Heulot cedieron en su intento y dejaron a Lebretón sólo ante el peligro. Lebretón es un corredor desconocido y su presencia en cabeza de carrera no desquició al grupo perseguidor. Su posición en la clasificación general con 17 minutos de retraso respecto al líder Kirsipuu dejó tranquilos a todos. No obstante y por si acaso el equipo del líder Kirsipuu, el Casino, trabajó en la parte delantera del pelotón para que las distancias no se llegasen a ser insalvables, pues alcanzado el centenar de kilómetros la ventaja de Lebretón era ya de nueve minutos. El francés llegó a gozar de casi once minutos de ventaja. Jackie Durand saltó del pelotón poco después y por Hirson (primer esprint puntuable de la jornada) pasó Lebretón en primera posición seguido de Durand a cuatro minutos y 30 segundos. Durand realizó un meritorio esfuerzo para seguir la estela de Lebreton y consiguió darle caza en el kilómetro 170,aproximadamente. Fue entonces cuando el pelotón reaccionó. Saeco, Mapei y Telekom no estaban dispuestos a desaprovechar la penúltima oportunidad de victoria para sus espadas y terminaron por echar abajo la intentona de los dos escapados muy cerca de la línea de meta.

...y Cipollini volvió a hablar
Thionville vibró con la llegada. Con las calles abarrotadas de público Cipollini se volvió a exhibir. Encontró la mejor posición y la línea de velocidad muchos metros antes de la pancarta y la mantuvo con un golpe de pedal fuerte y regular. El sprint del italiano fue incontestable. El australiano Stuar O'Grady cruzó la meta en segunda posición y el líder Jaan Kirsipuu lo hizo en tercer lugar. El belga Tom Steels, otro de los grandes velocistas del pelotón, se llevó un susto de muerte cuando se disponía a disputar la victoria. Su bicicleta le hizo un extraño y estuvo a punto de irse al suelo, pero logró controlarse.