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El Reto MARCA - Aconcagua'06

El diario de Roberto Palomar

Adiós al Aconcagua

Nos hemos largado. Ya no estamos en el campo base del Aconcagua. Adiós al saco gordo de la cremallera estropeada. A orinar a favor de viento para no ponerse perdido. A las galletas, duras como piedras, del desayuno. A las piernas cansadas. A la respiración agitada. A la pulcritud de Theresa Zabell. A los silencios de Escartín. ...

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La experiencia de Juanito Oiarzabal

“Incluso pensamos en darnos la vuelta”

Allá en la base de la Canaleta, aún a más de 6.000 metros, antes de exponerse de nuevo al azote de un viento terrorífico, las palabras de Juanito Oiarzabal eran agónicas. Su voz de serrucho viró a la de un tipo que se ahoga. Entre estertores, el montañero relató por la radio lo que estaba pasando: “No he podido contactar desde la cumbre porque hacía un frío terrible.

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La crÓnica

OIARZABAL PLANEA LA AVENTURA

06/01/2006

"En 12 días podemos atacar la cumbre"

Roberto Palomar

“Yo creo que con un periodo de aclimatación de 12 días puede ser suficiente. Suele ser lo habitual, aunque nunca hay que confiarse y siempre hay que dejar unos días de ‘colchón’ por si alguien necesita aclimatar un poco más o hay que hacer un segundo ataque a cumbre”. Son las palabras de Juanito Oiarzabal quien ya ha trazado la estrategia que van a seguir los miembros de la expedición Reto Marca Aconcagua 2006 en su intento por llegar a la cumbre. Oiarzabal es tan preciso en su planteamiento que hasta incluso se atreve a dar un día de cima: el 24 de enero. Casualmente, el cumpleaños de Fernando Escartín.


Desde que salgan mañana del aeropuerto de Barajas hasta que se metan en faena, apenas pasarán tres días. Todo se iniciará dese Penitentes, el último emplazamiento civilizado. A partir de entonces, bota, mochila y a caminar. El primer punto en el que la expedición hará noche será en el campo base conocido como Confluencia, a 3.500 metros. Tras la primera noche, Juanito quiere hacer una marcha hasta la imponente pared sur del Aconcagua. Concretamente, hasta el campo base llamado Plaza Francia, a 4.100. Desde ahí, volver a bajar a Confluencia.


Al día siguiente, esperará una de las palizas de la expedición: una larga marcha, de siete u ocho horas de duración, desde Confluencia hasta Plaza de Mulas, el campo base que será el hogar de nuestros expedicionarios. Una marcha ante la que ya manifestó un especial temor Amavisca: “¿Siete horas andando? Eso no lo he hecho yo en la vida”.


Juanito dejará un día de respiro en el campo base, que puede ser vital en la aclimatación. Pero al día siguiente, paliza: alcanzar una cota de cinco mil metros en alguno de los cerros cercanos y volver a bajar a Plaza Mulas. Si todo va bien, al día siguiente otra jornada sin tregua. Ascensión al campo uno, a Nido de Cóndores, hasta los 5.300 metros de altura. Toda una prueba de fuego para ver cómo se están aclimatando los organismos. El jefe, por fin, dará un día de vacaciones. La expedición bajará a dormir a Plaza Mulas y al día siguiente disfrutarán de una jornada de descanso.


Tras reponer fuerzas, doble jornada de altura: subir a Nido de Cóndores, dormir y, al día siguiente, ascender para dormir en el último campo de altura, en Berlín (5.800 m.). Es el punto de partia hacia la cumbre, pero el equipo sólo dormirá y bajará a descansar un día entero a Plaza Mulas.


En la cumbre, a las dos

Hacia el 22, deberían echar el órdago repitiendo la operación, sólo que esta vez, en lugar de bajar, realizar el primer intento a cumbre. La idea es estar en la cumbre antes de las dos de la tarde, el margen de seguridad universal en todas las expediciones. Llegar a una cumbre después de las dos es peligroso porque se acaban las horas de luz en la bajada. En el K-2, Juanito llegó a las cinco y lo pago.


Para el descenso, hay dos opciones. Si no hay fuerzas, regresar a dormir al campo dos, con la incomodidad de volver a pasar una noche a gran altitud. Si hubiera fuerzas, la expedición podría bajar de un tirón hasta el campo base.

Las crónicas

Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón (Madrid)

La Expedicin