Nos hemos largado. Ya no estamos en el campo base del Aconcagua. Adiós al saco gordo de la cremallera estropeada. A orinar a favor de viento para no ponerse perdido. A las galletas, duras como piedras, del desayuno. A las piernas cansadas. A la respiración agitada. A la pulcritud de Theresa Zabell. A los silencios de Escartín. ...
Leer másAllá en la base de la Canaleta, aún a más de 6.000 metros, antes de exponerse de nuevo al azote de un viento terrorífico, las palabras de Juanito Oiarzabal eran agónicas. Su voz de serrucho viró a la de un tipo que se ahoga. Entre estertores, el montañero relató por la radio lo que estaba pasando: “No he podido contactar desde la cumbre porque hacía un frío terrible.
Leer másLa crÓnica
PROBLEMAS EN EL AEROPUERTO
12/01/2006
Roberto Palomar / MANUEL
CANO / GERARDO RIQUELME
Dos metros, tan sólo dos metros le faltaban a Borja Oviedo para
hollar la cumbre del Aconcagua (6.962 metros) cuando se le paró
el corazón. Las primeras noticias las facilitaba el rotativo argentino
‘Los Andes’ de Mendoza y hablaban de que un infarto había segado
la vida del alpinista vasco a diez metros de la cima. Desde la falda
del Aconcagua, el director de Recursos Naturales, Leopoldo León,
que participó en las tareas de rescate, puntualizaba. “Ha fallecido
por muerte súbita, provocada por el agotamiento a dos metros de
la cumbre y no diez como se dijo en un principio”. El pico más alto
de América se cobraba el pasado martes su primera víctima esta temporada.
Contacto por internet
Hace ocho meses que la ilusión de un grupo de montañeros les llevó
a contactar por internet con Fernando Grajales. Éste regenta la
empresa, ‘Grajales Expediciones’, más reputada en ascensos al Aconcagua.
En ese momento comenzó el desafío de estos alpinistas, pertenecientes
al Centre Excursionista Segarra. Los once expedicionarios (Ramón
Castella, Ramón Font, Josep M. Condal, Ramón Minguet,Pere Majá,
Miquel Puig, Joaquim Domenech, Teresa Rauret, Francesc Suau, Carles
Tarsá y Borja Oviedo) se ponían en marcha el 26 de diciembre bajo
el nombre ‘Cervera 2006 al Aconcagua’. Tocaba emular a unos paisanos
del club que en 1995 conquistaron con éxito la cima más alta de
África, el Kilimanjaro.
Bajo la batuta de Corvalán
Sin sobresaltos y siguiendo la estela de tres guías argentinos,
capitaneados por Ulises Corvalán, que cuenta en su currículum con
una treintena de ascensos al Aconcagua, la expedición cumplía con
los planes previstos. Celebraban el año nuevo alcanzado el campo
base de ‘Plaza de Mulas’ a 4.200 metros. El día de Reyes ascendían
hasta los 5.380 metros en los que se sitúa el campo I ‘Nido de Cóndores’,
y un día después se empinaban hasta los 5.780 metros del Campo II,
el ‘Berlín’. Una vez allí, hay que atacar cumbre.
Tres noches antes del ataque
Entonces, comenzaron los problemas. La climatología adversa les
mantuvo dos noches allí sin poder realizar el asalto. El fuerte
viento les obligó a retroceder a ‘Nido de Cóndores’. Allí durmieron
la noche del 9 enero. Una mejoría provisional les hizo ver la luz
el martes. Era el momento de hacer cumbre. “Probablemente en algún
momento estuvieran expuestos a temperaturas de 40 grados bajo cero”,
comentaba un miembro del grupo de rescate. Nueve de ellos hollaron
la cima del Aconcagua, mientras Borja se quedaba a dos metros de
cumplir un sueño, de culminar su aventura en la cordillera de Los
Andes. Su desfallecimiento resultó mortal.
Sus compañeros, desolados, pedían ayuda. Una patrulla de alta montaña,
dirigida por Armando Párraga, acudía al rescate. “Borja ha sufrido
una descompensación”, repetían sus compañeros. El mal tiempo dificultaba
las tareas de rescate. En España, su familia -su madre, su hermano,
su hermana y su tío Gonzalo, que oficiaba de portavoz-, que residen
en Gandía, se enteraban de la noticia por televisión. En la Federación
Catalana de montañismo, a la que pertenecía desde el 2002, no daban
crédito a la noticia.
El teléfono móvil de Sara Ribera, presidenta de su club, del Centre
Excursionista Segarra, no paraba de sonar. Pendientes de Grajales
Desde Cervera, una pequeña localidad de unos 5.800 habitantes, esperaba
impaciente la llamada de los expedicionarios. “Su satélite se ha
quedado sin batería y dependo de Fernando”. Fernando es Grajales,
el empresario, el que ya entrada la noche en España informaba que
se esperaba que el cuerpo sin vida de Borja llegase al campo base
de ‘Plaza de Mulas’ al final del día. El viento impedía maniobrar
al helicóptero lo que complicaba aún más el rescate.
El Consulado de España en Mendoza iniciaba las gestiones para repatriar
al montañero español. Su canciller, Inmaculada de Frutos, explicaba
que si todo transcurría según lo previsto “el cuerpo llegaría hoy
a Penitentes y de allí sería trasladado en ambulancia a Mendoza”.
Más de cien muertes El Aconcagua se ha cobrado más de cien muertes
desde que, en 1897, el suizo Mathias Zurbriggen hiciese cumbre por
primera vez en la historia. Una lista negra que inició en 1926 Stepanek
y que provisionalmente cierra, un español, Borja Oviedo.
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